Las manos generosas y mágicas que hacen posible alimento para más de 130 personas en el comedor ‘San José’ de Tuluá

“Tener la oportunidad de estar y colaborar en el comedor ‘San José’ en Tuluá es ver el impacto de quienes se están beneficiando con esta obra social de la Gobernación, que es también una bendición para nosotros al saber que trabajamos para las personas más necesitadas”.

Las palabras le salen con una sonrisa a Rosa Elena Valencia, una de las gestoras y colaboradoras en el comedor ‘San José’ en Tuluá, donde diariamente hacen posible que más de 130 niños y adultos mayores en situación de vulnerabilidad puedan calmar su hambre con un plato de comida caliente.

Rosa junto con un equipo de cuatro mujeres más y un hombre llegan desde muy temprano a preparar y alistar el almuerzo que se sirve a las 12 del mediodía. “Me siento afortunada y es una bendición de Dios el poder contar con la vida y la salud para poder venir a preparar los alimentos a estas personas, en ellos vemos amor y cuando nos dicen: ¡qué rico que estaba hoy! o ¡qué bendición!, de verdad que le doy gracias a Dios por ello, podemos ayudarlos”, comenta esta ama de casa y madre de familia.

Es el amor por el prójimo la mayor motivación para servir en este comedor ‘Valle Invencible’ como voluntarias. “Sentir ese amor de venir a lavar una papa, a preparar los alimentos, es aprender amar lo que Dios nos da a nosotros y poder amar más ese dar con alegría y amor a los otros”, expresa Rosa.

Y esa solidaridad y cariño lo sienten los beneficiarios. “Es una bendición este comedor comunitario, soy una persona sola y discapacitado y aquí me han brindado ayuda. Gracias la Gobernadora y a las personas que preparan los alimentos con mucho amor”, dice Octavio Vélez, quien visita el comedor a diario.

“Todo me gusta, la comida es muy buena, le damos gracias a Dios por las gestoras tan colaboradoras y que tienen compasión de nosotros”, agrega la beneficiaria Lidia Valencia.

Cada una de las personas que asisten al comedor son un bálsamo y fortaleza para cada uno de los grupos de cinco personas que a diario hacen posible los almuerzos en el comedor. “Cada una de nosotras le hemos puesto el corazón y sentimos esta labor. Sin la Gobernación no se podría hacer estas obras tan maravillosas, es una bendición tanto para los que reciben como los que preparan”, concluye la gestora Rosa Elena Valencia.

Con información: Comunicaciones Goberbación del Valle

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