Pérdidas de vida silvestre dejan un sentimiento amargo

Son 100 hectáreas en el Cerro de Alto Menga las afectadas por el incendio forestal, que ya fue controlado por las distintas autoridades de atención a emergencias.

El panorama es desolador, las pérdidas de vida silvestre dejan un sentimiento amargo. Dos liebres (silvilagus brasiliensis) calcinadas, una ardilla con quemaduras de grado 2 con un pronóstico reservado, otros animales afectados como guatines, guacharacas, zarigüeyas, iguanas y boas. En materia de flora, arrayanes, cucharos, chagualos, y mortiños.

Ante situaciones de emergencia ambiental, como primer mecanismo de defensa, los animales que habitan en las zonas afectadas escapan buscando resguardos seguros, ingresando a los hogares o a zonas pobladas de personas.

“Los mamíferos, las aves son los que pueden huir con mayor facilidad, generalmente los que no pueden huir tan rápido son los reptiles, polluelos, crías o animales pequeños que no se desplazan tan rápido, son los que usualmente pueden verse más afectados”, comenta, Mauricio Rivera Romero, médico veterinario del Grupo de Fauna Silvestre del Dagma.

Por esta razón, el Dagma ha hecho un llamado de atención a las comunidades cercanas en caso de encontrarse con especies en peligro o desorientadas.

¿Cuáles son las recomendaciones?

  1. No retenerlos o agarrarlos, más bien, dejar que se desplacen hacia nuevos habitas.
  2. Se les puede brindar agua o instalar bebedores en zonas no perjudicadas, que sean cercanas a los puntos de focalización.
  3. No darles comida humana ni de otra especie animal, como gatos o perros, para evitar acostumbrarlos únicamente a este tipo de alimentación.
  4. Guardar la comida de sus mascotas en las noches para que la fauna silvestre no entre a su hogar.
  5. Reportar animales heridos a las líneas de atención para hacer rescate, atención y traslado al lugar de paso de fauna silvestre.

Líneas de apoyo:

Dagma: 350 583 46 58 – 602 653 08 69

Policía Ambiental: 3168931997

Bomberos:119

Línea de vida ambiental CVC #550

Preservar la flora y la fauna de la ciudad es un compromiso ciudadano y un legado para las futuras generaciones.

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