Documento final Santiago de Cali de la ‘Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas

Los cancilleres de Colombia, Álvaro Leyva Durán, y de México, Alicia Bárcena, leyeron las conclusiones de la ‘Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas’. El ‘Documento Final Santiago de Cali’ contó con la participación de delegaciones de 19 países de la región, que aportaron sus ideas durante tres días de reuniones.

El ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Álvaro Leyva Durán, aseguró que la adopción del Documento Final permitirá que los países de la región avancen juntos en la construcción de una voz latinoamericana y caribeña. 

“Es histórico, porque acordamos delinear un camino hacia el futuro y definir las etapas en las cuales buscaremos consensuar nuestras posiciones. Esperamos que la hoja de ruta que hemos definido, nos ayude a construir un consenso regional para enfrentar los desafíos que requiere en nuestros tiempos el abordaje al tema de las drogas”, manifestó.

Para Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores de México, “se trata de construir una visión común a partir de las reflexiones de este grupo y llegar, por cierto, a la Cumbre Internacional de Drogas, en 2025, con una visión común”.

Documento Final Santiago de Cali 
1.
 Se reconoce el valor de las convenciones internacionales en materia de estupefacientes y sustancias sicotrópicas y su tráfico.

2. Se analizaron los acuerdos en los últimos encuentros internacionales y ver cómo se pueden ajustar a las nuevas prioridades.

3. Se reitera la necesidad de contrarrestar de manera integral las consecuencias del problema mundial de las drogas y las causas estructurales, primarias, de desigualdad, pobreza, falta de oportunidades y violencia.

4. Dar prioridad al desarrollo con énfasis en las situaciones de vulnerabilidad con proyectos de vida, sostenibles y viables, acordes con las realidades de nuestros países; fortalecer los factores de protección comunitaria pero, sobre todo, lograr el tránsito hacia actividades lícitas, sin renunciar al compromiso internacional de aceptar el tráfico ilícito de drogas.

5. Se trata de cambiar el paradigma, reconociendo el fracaso de la guerra contra las drogas, identificando cuáles son los temas que debemos abordar con un nuevo paradigma.

6. Se trata de implementar políticas para reducir la demanda a través de prevención universal, selectiva e indicada, con atención a la salud mental, a sus adicciones, a la intervención temprana, al tratamiento, a la atención, la rehabilitación, la recuperación y, sobre todo, afinar nuestros programas educativos con campañas donde participen los propios jóvenes.

7. Romper los nefastos vínculos entre el tráfico ilícito de drogas, la delincuencia organizada trasnacional y, especialmente, el tráfico de armas de fuego y municiones, que son la otra cara de la moneda de la delincuencia; y la tala ilegal, la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, el lavado de activos y la corrupción.

8. El medio ambiente, porque por cada kilogramo de metanfetaminas se generan 10 kilos de residuos químicos.

9. Es esencial contar con la comunidad internacional, pero denunciamos la estigmatización de nuestros campesinos y nuestros migrantes; no son traficantes, son trabajadores en busca de oportunidades.

10. Crear un grupo de trabajo de seguimiento integrado por todos los estados de la región, con el fin de avanzar en una construcción reflexiva y ajustada a las realidades de cada país, para abordar el problema mundial de las drogas sobre la base de este documento y crear una Alianza Latinoamericana Antinarcóticos, como lo sugirió Bolivia.

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