Por Wilfrido Franco García
-Poco a poco se van cerrando los escenarios y los XXII Juegos Nacionales del eje cafetero, ‘mejor juntos’, agonizan en medio de la nostalgia. La alegría vallecaucana tras lograr una contundente victoria y también, las voces felices de aquellos que lograron medallas en estas justas.
-Todos los participantes ya son ganadores, porque la experiencia vivida, jamás se marchará de su memoria
-Crónica de las últimas jornadas en Pereira, Manizales y Armenia. Otras sedes alternas también se despiden como Cali y Bogotá.
Los escenarios, algunos relucientes como tacitas de plata, y otros a medio terminar y oliendo a cemento y polvo como en Armenia con las cabinas de Squash, se van cerrando. En Manizales se cumplió, pero no a cabalidad. Ojalá, se cuiden los escenarios que dejaron estas justas colombianas y se terminen, los que estaban a la mitad.
La fiesta deportiva más grande de esta nación, se va terminando en medio del avasallante y contundente triunfo vallecaucano. Las delegaciones, los atletas, los técnicos, los periodistas, los organizadores, los coordinadores deportivos y la gran cantidad de voluntarios, abandonan los coliseos y los estadios como una bandada dispersa de más de quince mil aves. Todos se van y solo, dentro de cuatro años vendrán otras olimpiadas nacionales en otro lugar de la pomposa geografía nuestra.
País de países
Se van los tonos enérgicos de los vistosos uniformes de treinta y tres delegaciones que compitieron con solvencia o con las uñas, porque el presupuesto departamental no alcanza para todos. Unos alojados en hoteles cinco estrellas y detrás de ellos, el séquito de entrenadores, preparadores físicos, masajistas, fisioterapeutas, psicólogos y auxiliares. Boyantes en todo. Solventes a morir. Otras delegaciones, haciendo de tripas corazón y tratando de derrotar primero que todo, a la pobreza de su presupuesto. Como todo en este país, las diferencias son notables. Unos son los poderosos y otros los que bregan con las migajas. Asi, también es el deporte.
A pesar de ese abismo entre unos y otros, podías ver a una guajira hablando con un pastuso. A una araucana intercambiando fotos con un chocoano. A un risaraldense indicándole a cordobés por dónde se llegaba más pronto al centro de Pereira. A una caldense mostrándole a un barranquillero dónde queda Chinchiná. De todo se vio por acá. En un país de países como el nuestro, cada región vive diferente. Los deportistas costeños, comen, hablan, viven y enfrentan los retos de diferente manera que un muchacho o un competidor santandereano. Un bogotano no es tan efusivo como un vallecaucano. Una cucuteña habla golpeado y un nariñense, apenas se oye. La visión de la vida y el deporte es diametralmente opuesta en cada región.
“Para nosotros es muy difícil todo. Pero da mucha alegría representar a nuestra región y a nuestro departamento. Estar en unos Juegos Nacionales es un paso muy importante para nosotros” afirmó Brissa Natalia Gómez, una atleta del Putumayo.
“Nosotros siempre tenemos la obligación de ganar. Esa es la visión de nuestra delegación vallecaucana. Nos preparamos a conciencia y acá se ven los resultados” dijo la voleibolista vallecaucana Natalia Torres Hinestroza. Ahí, en estas declaraciones ya uno nota las abismales diferencias.
Delegaciones de seis departamentos se han ido en blanco. Ni siquiera una presea de bronce en sus cuentas. Amazonas, entre ellas.
La primera medalla en toda la historia de los 22 Juegos Nacionales realizados hasta ahora, desde 1928, para Guainía con el arquero Neyder Andrés Garridos. Fue una completa hazaña deportiva.
Guaviare, Putumayo y Vichada, cero huevito, cero pollito. Ni una presea. Cauca y Chocó dan tristeza, nunca se ha escuchado su himno en estos Juegos Nacionales. Alguna plata o un bronce y ningún oro. Apenas por cumplir, nada más.
Magdalena, Nariño, Sucre y Meta un escaso oro en territorios vastos en extensión. Ese es el reflejo de las pocas oportunidades, de la nula inversión y del mediocre trabajo de sus dirigentes. La Guajira, un paraíso terrenal donde campea la pobreza, la soledad y la tristeza de sus niños, muchos de ellos desnutridos, a un día del cierre, está en blanco. Ni una medalla. El país de países, también hace la diferencia.
¿Juveniles o mayores?
Los Juegos Nacionales siguen con la disyuntiva de abrir definitivamente las edades, para dejar que actúen profesionales del baloncesto, el fútbol y el voleibol por ejemplo; pero la decisión del Comité Olímpico Colombiano es que mucho deportes sean formativos en categorías sub 20 o juveniles. Como abrieron las olimpiadas, deberían aquí, estar los mejores de Colombia para disputar los Juegos Nacionales. Pues para formar nuevos campeones, hay otros espacios como los torneos regionales o los campeonatos nacionales de cada deporte, que además son de categorías determinadas por edades. Los Juegos Nacionales se manejan como un laboratorio, para proyectar estrellas. No debería ser así, acá deberían alumbrar todas las estrellas.
Mientras Danilo Caro Guarnieri tiene 58 años y participó en el tiro deportivo por Risaralda; Andrés David Mena Suárez de La Guajira fue el nene de los Juegos Nacionales con escasos diez años. Y disputó el ajedrez. Una diferencial abismal en edades de los deportistas. Mientras Caro Guarnieri, literalmente quema sus últimos cartuchos, Andrés David Mena se interesa más en el play y los juegos de muñequitos en su pantalla personal. Así de disímiles son las historias de leyenda en las justas nacionales. Para evitar esto, todos los deportes deberían tener edad abierta. Pero el COC, finalmente es el que decide.
La estampida
Más de quince mil personas llegaron en una población flotante que habitó por quince días al eje cafetero, y ahora se marchan tras quince días de briosa competencia. Ya unos se fueron hace rato, otros apenas ayer y los últimos buscan pasajes: los poderosos en confortables aviones y los otros, el pueblo raso, en busetas o flota como diría un cundinamarqués.
Se va quedando vacía con sus faldas y sus fríos la Manizales de ensueño. Se van los visitantes de Pereira, asombrados con el desarrollo intenso de la verdadera capital del eje y se escuchan las despedidas en Armenia, ciudad que le está apostando muchísimo al entorno turístico. Son diferentes facetas, pero el mismo perfil temático: el deporte.
Rivales y amigos
Es innegable que el Valle del Cauca sorprendió a propios y extraños. No por haber ganado los Juegos Nacionales, porque era el gran favorito, sino por la aplantadora que resultó. De comienzo a fin venció, sin soltar jamás la punta y doblegando a sus enconados rivales con absoluta destreza y superioridad. Antioquia pareció dormir en sus laureles y Bogotá, sin el aporte de otras latitudes no alcanza. Cundinamarca ganó muchas medallas, pero de plata y bronce, y las posiciones se miden por las de oro. Decepcionó el altiplano.
Valle del Cauca no tuvo inconvenientes y desde que se dio la largada de los Juegos Nacionales, inició arrasando en el hapkido, disciplina de combate, y ya era primero.
Impresionante la actuación de Risaralda y eso que perdió deportistas nacidos en su pequeño territorio, como la arquera Valentina Acosta y la bolichera Juliana Franco que se fueron con otros colores y eran otras medallas de oro fijas. Valdría revisar alguna vez, eso del lugar de nacimiento. Digo, no más. Los nacidos en un departamento deben ser sus representantes. No deberían valer importaciones. Sorprende que un territorio tan reducido como Risaralda y siendo uno de los departamentos más pequeños de Colombia, incluso haya peleado hasta por ser el cuarto puesto del medallero final. Grande Risaralda, muy grande.
Hoy todos estos rivales, todos estos competidores, todos estos contrincantes, se funden en un solo abrazo porque el adiós ya les respira en la nuca.
Los amigos y los rivales se van; nuestros amigos y colegas de profesión también retornan a sus cuarteles. Todos, como un enjambre de luciérnagas, se llevan su luz a otras latitudes. El reportero gráfico, el camarógrafo, el speaker, el presentador, el relator, el locutor, el comentarista, el cronista, el asistente, el especialista y el practicante. Todos ellos, tuvieron su papel protagónico y contarán al eje cafetero como una experiencia de lucha, luces y colores. Cada día, todos aprendemos más.
Todos se van, se están marchando tras forjar una nueva historia y contar con una nueva experiencia.
El deporte busca la confraternidad de los pueblos y la hermandad de las regiones; igualmente, esto es mucho mejor, que la desesperanza, la vagancia o el vicio. El deporte es la única comunión que hace que todo sea “mejor juntos”.
Ya se apaga la canción que retumbó en los coliseos y escenarios: “porque juntos es mejor, un solo corazón” y yo ahora mismo, estoy repleto de nostalgia.
EL DATO
La región bananera del Urabá en Antioquia o la costa norte de Colombia, con Valledupar y Sincelejo conjuntamente, podrían ser designadas oficialmente como la sede central de los próximos Juegos Nacionales. Sería la versión XXIII en 2027.
La ministra del deporte, Astrid Viviana Rodríguez lo insinuó, pero aún no se ha decidido oficialmente, por parte del COC, Comité Olímpico Colombiano.