
Estas justas del Eje Cafetero, organizadas por el Ministerio del Deporte, no solo representan un evento deportivo de alta competencia, sino que también encarnan la fuerza, la dedicación y el espíritu de solidaridad de los voluntarios que hacen posible su realización.
Ellos son el corazón y la columna vertebral que sostiene cada detalle del evento.
Su devoción, entrega y entusiasmo desinteresado son invaluables.
Son la sonrisa que recibe a los atletas, el apoyo que les brinda confianza y el motor que impulsa cada competencia hacia la grandeza.
Los voluntarios se convierten en guías, facilitadores y, sobre todo, en ejemplos vivientes de generosidad y compromiso.
Su labor va más allá de las tareas asignadas; ofrecen calidez, aliento y un sentido de comunidad que enriquece la experiencia de todos los participantes, desde los deportistas hasta los espectadores.
Y, también, son sinónimo de inclusión y diversidad
